Una mañana en las entrañas de uno de los mercados más importantes del mundo
Fotos y texto: Diego Garanda
Fotos y texto: Diego Garanda
Madrid, martes 14 de Mayo de 2013 (4 de la madrugada).
La noche silencia el centro de la capital. Algunas conversaciones con lenguas lentas y arrastradas de crápulas en retirada y algún que otro taxi con luz verde es lo que me encuentro al salir del portal de mi domicilio. Con la ciudad en calma y mis pasos en dirección a la Glorieta de Atocha, mis pensamientos abrigan la idea de una nueva experiencia.
El Ministerio de Agricultura y distintas Interprofesionales del sector de la alimentación nos han invitado a conocer de primera mano el funcionamiento de Mercamadrid, el centro de negocios por excelencia de la alimentación y el gran mercado físico de productos perecederos, con proyección nacional e internacional, que abastece a 12 millones de habitantes.
La cita es a las puertas del Ministerio. Desde allí, un grupo de periodistas especializados, distintos representantes de las Interprofesionales, Fernando Burgaz, director de la industria alimentaria, y José Miguel Herrero, subdirector general de estructura de la cadena alimentaria, nos dirigimos en autobús a las instalaciones de Mercamadrid, situadas al sur de la ciudad.
Madrid continúa en silencio y recorrer los siete kilómetros de distancia no resulta difícil. Pero... ¡ay Amigo! Las complicaciones comienzan antes de salir de la M40. Cientos de camiones, coches y furgonetas conforman un atasco considerable. Es el primer contraste que me golpea. Mientras que las carreteras parecen fantasmas, el acceso a este gran polígono alimentario me recuerda a las grandes caravanas que te puedes encontrar en cualquier día señalado como 'operación salida'.
La nave es gigantesca y diáfana. Huele a pescado, pero a fresco. Huele a mar, a nuestros mares. Pescados del Cantábrico, del Atlántico y del Mediterráneo, recién llegados por tierra y aire. Atúnidos, mariscos, pescadillas, merluzas, cabrachos, rodaballos, meros, pargos, y cualquier variedad que se te pueda antojar a buen seguro que la encuentras. No en vano, Mercamadrid es el segundo mercado de pescado mundial, solamente después del Tsukiji de Tokio.
Tras más de tres cuartos de hora entre brisas marinas, Luis Pacheco nos guía al Mercado Central de la Carne. Nada que ver con el del pescado. Todo discurre con más calma y la algarabía ya no existe. Cada mayorista dispone de su tienda y sus instalaciones refrigeradas. Observo con atención la pared que decora el mostrador de Collsar. Es un cuadro de jamones, pero un cuadro de jamones de verdad. El olor es inconfundible. No están pintados.
Los distintos escaparates nos muestran unos bodegones increíbles. La limpieza es pulcra y los animales colgados de ganchos penden inertes sus carnes lavadas: cochinillos, corderos, terneras y algún que otro buey son los auténticos protagonistas. Carnes de Ávila nos abre las puerta de una de sus cámaras frigoríficas. Una treintena de canales de vacuno y otras tantas piezas de lechal están preparadas para partir hacia distintos mercados de la capital. El encargado nos insiste en que fotografiemos y que se vea bien todas las etiquetas que muestran el rastro de trazabilidad. “Está todo controlado, cada paso, cada kilómetro, cada suspiro del animal”, nos aclara.
Decenas de carretillas eléctricas nos reciben al llegar al mercado de la fruta y la verdura. Los cláxones endiablados no paran de sonar y los mozos de carga, con habilidad de pilotos de rallys, van sorteando los obstáculos que se encuentran de camino a los muelles de carga. En esta parte de Mercamadrid, el colorido es lo que triunfa. Verduras, frutas y hortalizas de huertas de medio mundo esperan en sus cajas a que les llegue el turno. Esto es, sin lugar a dudas, el vergel de Europa.
Eran las 8:30 de la mañana cuando finalizamos nuestro recorrido tras un copioso almuerzo. De vuelta a la ciudad, ráfagas de instantáneas repercutían mi memoria. Tuve la misma sensación que cuando vi por primera vez 'Blade Runner', mi película favorita. No podía dejar de pensar en lo que había visto. El estado de ensimismamiento duró hasta bien entrada la noche.
Os recomiendo que, si podéis, forméis un grupo de amigos para concertar una visita guiada a Mercamadrid. La experiencia bien merece un madrugón.
Gracias Diego por tus comentarios que describen con gran belleza la actividad de los Mercados y el cúmulo de sensaciones que se experimenta recorriéndolos.
ResponderEliminarLo que visteis es una muestra de que los Mercados están llenos de vida y tenemos que cuidarlos y potenciarlos para que sigan cumpliendo su función de llenar cada dia nuestra ciudades de los mas variados y apetitosos productos frescos.
Vuelve cuando quieras.
Lola Román
Subdirectora General de Mercamadrid
Gracias, Lola. Efectivamente, un cúmulo de sensaciones. Así es como lo viví y así he intentado plasmarlo. Cualquier día, el equipo de Pupilas os hacemos una visita más pausada y profunda. Te puedo asegurar que me quedé con la miel en los labios. Por nuestra parte, deseosos de volver e ir un poco más allá. Hablar de los productos a través de protagonistas. Poner caras, que cuenten sus experiencias, sus triunfos, sus desencantos, las preocupaciones que percuten su día a día. En fin Lola... Agradecidos de que nos abráis las puertas de vuestro mercado, del nuestro, del de todos.
EliminarDiego Garanda