Loca
Rubia y Hermosa Peligrosa son las armas con las que la cervecera de
la localidad vallisoletana de Íscar domina los parajes de Tierra de
Pinares. Desde su atalaya, al lado del Castillo, el Confesor de la
Reina ejerce de Maestro Cervecero. Una propuesta excepcional y
divertida. Dos extraordinarias cervezas con cuerpo, nombre y alma de mujer.
Texto y Fotos: Diego Garanda
Redes y Control: Nacho Ruiz
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Jesús Herrero, el Confesor de la Reina, ejerce de Maestro Cervecero. |
Allí que me vi, como un Conde con su séquito, en lo más alto del
Torreón del Castillo de Íscar, con la comarca de
Tierra de Pinares a mis pies, y con una bella mujer en mis manos, una dama de color ámbar, con un cuerpo denso, prieto, compacto, con aromas a jardín botánico que parecían envolver con frenesí desbocado la sobriedad del cereal de
Castilla. Su beso en boca fue contundente, amielado en sus inicios y claramente lupulizado, seco y persistente al final. Os lo aseguro, cada trago fue un beso, pero de los de verdad, con etiqueta y trazabilidad de auténtico. El nombre de tan apetecible mujer hecho realidad resultó ser
Hermosa Pelirroja, y en realidad, saliendo ya de los efluvios oníricos, no es otra cosa que una de las dos estupendas birras con que la
Cervecera La Loca Juana acarició mi paladar.
Desde lo más alto de la Atalaya,
Jesús Herrero, druida de la poción mágica, nos cuenta que “
La Loca Juana es una cerveza artesana. Una cerveza de calidad con ingredientes selectos y el mayor de los esmeros. Y la hacemos aquí, en el
Castillo de Íscar (Valladolid). La cerveza es uno de los fermentados más antiguos de la historia de la humanidad y siempre ha sido un producto apreciado por los nobles de todas las épocas. Ya en el S. XIII, tanto nobles como soldados tomaban la
Cerveza de Temporada, aunque en la zona de
Íscar se extendió más rápidamente el viñedo, a pesar de ser un producto muy caro. Hasta el S. XIII el lúpulo no se empezó a utilizar de forma extensiva, había otros tipos de fermentaciones que garantizaban la conservación. Se hacía un
Barril de Temporada y hasta que se acababa”.
La
verdad es que la propuesta de la Loca Juana es de remate. Difícil
veo que pueda haber otra igual... Una cervecera en un entorno
medieval, rodeada de siglos de historia y con un producto de primera,
partiendo de una cuidada selección de maltas y lúpulos en flor y
manteniendo una pequeña producción para poder llevar a cabo una
elaboración cuidada y con esmero. La Cervecera está ubicada en un
edificio de reciente construcción, a los pies de la torre medieval,
con una sala diáfana en donde el Confesor de la Reina (así se hace
llamar Jesús Herrero) perdona los pecados de feligreses impíos que
acuden en procesión para refrescar sus gargantas ardientes.
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Torre del Castillo de Íscar (Valladolid) y una copa de Hermosa Pelirroja. |
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Jesús Herrero, tirando una andanada de grifo. |
El acto de constricción comenzó con una andanada de grifo. La
Loca Rubia tiñó de pálido tostado el cristalino vaso y conformó una corona de espuma que se defendió bastante bien ante el paso del tiempo. Presenta una gasificación delicada y la turbiedad propia de una cerveza artesana bien elaborada.
En nariz destacan los
aromas a cereal y
pan tostado.
En boca se manifiesta su
cuerpo artesano pero sorprende la facilidad con la que pasa. Es una cerveza de
trago largo por el equilibrio buscado entre el alcohol y el amargor. Es una cerveza ligera y fresca. A continuación vinieron besos más cortos pero intensos. Los de la mencionada
Hermosa Peligrosa. ¡¡Señores!!, una dama con mayúsculas, de armas y aromas tomar. Una auténtica delicia con
segunda fermentación en botella, una
european pale sin pasteurizar ni flitrar. Un amor a primera vista con curvas que armonizan un cuerpo de escándalo.
Tras varios flirteos con tan distinguidas damas, el día en cuestión, la
Diputación de Valladolid había preparado en los dominios de
La Loca Juana una cata de aceites, quesos y pan de Valladolid. En el apartado oleícola pudimos probar
Valle de Olid,
Oligueva (la incursión de
Bodegas Emilio Moro en el mundo del aceite),
Pago de Valdecuevas,
Acontia Oleum,
Vallisolivetum y
Arbequina de Castilla. Lástima que por lo avanzada de la temporada (octubre 2013), la mayoría de ellos mostraron sus cualidades algo apagadas. Deseosos estamos de probar los zumos de la nueva cosecha. La cata de aceites estuvo acompañada de distintos panes de Valladolid. Destacar el
Lechuguino, un pan candeal de harina refinada y miga prieta, ideal para migas y tostas.
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Íscar, desde la Atalaya. A la derecha, ejemplares de Hermosa Pelirroja y Loca Rubia. |
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La cervecera ocupa un moderno edificio junto al Castillo de Íscar. |
Bañados en cerveza, aceites y contenidos por el pan, llegó la hora de los quesos:
El Cañarejal nos presentó su
Torta de Queso, similar a la de
El Casar y
La Serena extremeñas; de la
Quesería Artesanal de Mucientes probamos su queso artesano de pasta prensada de leche cruda de oveja, con un marcado sabor, dejando un agradable regusto y chisposo picor. Pero he de dejar constancia, el que me cautivo fue el
Campoveja Corteza Lavada, un queso totalmente artesano y natural a base de leche cruda de oveja, cuajo, fermentos lácticos y sal. Sus continuos lavados de corteza hacen de él un queso mantecoso, de gran intensidad aromática. De verdad, sorprendente y peculiar. Muy distinto a los magníficos quesos de pasta prensada que tantas alegrías han dado a Valladolid durante tantos años.
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Jesús Sanz Esteban, de la quesería Campoveja. |
No quiero dejar de apuntar otra de las propuestas recomendables que ofrece
La Loca Juana con
Los Conciertos de la Estufa. El próximo 22 de marzo amenizarán la velada
Ranndolpf Willis Jazz Quartet, una veterana formación de la escena jazzística madrileña que revisionará composiciones de jazz intermedio,
dixieland,
bebop y
swing. Al sábado siguiente, 29 de marzo, subirá al escenario
Blueperro, un grupo que bebe a grandes tragos del
rock clásico y de la
música negra. Ya en abril,
El Confesor de la Reina nos sorprenderá con una noche de cine mudo:
'El héroe del río', de
Buster Keaton, con música en directo a cargo del pianista
Ricardo Casas. Y para finalizar el ciclo, el 12 de abril,
Klezmatica, una formación que centra su trabajo en la interpretación y difusión de composiciones basadas en las melodías tradicionales de los judíos de la Europa Central y también de la
música balcánica.
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El Confesor de la Reina, admirando a una Loca Rubia.
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