jueves, 27 de junio de 2013

Gambas, caracoles, torreznos y vinos del mundo en Moralzarzal

Sábado 22 de Junio de 2013. Alrededores de 'El Cenador de Salvador'

Compartiendo la lectura y carcajadas del libro 'Sin noticias de Gurb', de Eduardo Mendoza, nos fue imposible quitar de la cabeza el hilo conductor de esta desternillante novela, adoptando una búsqueda que en algún momento, posiblemente, tendrá su fruto.

Texto y fotos: Roberto Alonso y Diego Garanda
En la Sala de Redes y Control: Nacho Ruiz

Gambas de Huelva y buena cerveza de barril, en El Tablao

Portada del libro, de la editorial Seix Barral


Sábado 22 de Junio de 2013.

12:05 Pm. 24ºC. Humedad relativa del aire 65%. Viento Este-Oeste.

Sin noticias de Glub.




Nos debíamos un encuentro con la mesa de un restaurante donde relajar las piernas y dejarnos agasajar por el sosiego y buen hacer de algún hostelero. Para ello nos desplazamos a la localidad de Moralzarzal de manera intuitiva y motivados por la curiosidad de ver qué se mueve en el pueblo donde Salvador Gallego tiene instalado su Cenador.

Aparcado el coche, paseamos plácidamente dejando trabajar al GPS que tenemos incorporado en las narices. A pesar de ello, necesitábamos tener un punto de referencia en nuestras pupilas desde el que lanzar nuestra búsqueda. Preguntamos a una simpática señora por la Plaza de Toros. Empezó a hacer movimientos extrañísimos con los brazos mientras flexionaba ligeramente las piernas. Nos recordó a lo poco que hemos leído sobre el Tai Chi y bien podemos asegurar que en este caso fue un ejercicio ejecutado con maestría, tanto fue así que entendimos a la perfección donde se situaba el coso. De camino nos salieron al paso varios locales con sus cantos de sirena, pero no nos íbamos a desviar de nuestra búsqueda por unas voces procedentes de una espectacular mujer con torso desnudo y aletas doradas que podría ser la amiga de un tal Bob Esponja.




13:30 Pm. 25ºC. Humedad relativa del aire 65%. Viento Este-Sur.

Sin noticias de Glub.


Un camarero de El Tablao nos muestra un pulpo recién cocido.


El Tablao

Una terraza sombría se cobija en alguna parte de esta circular Plaza de Toros del pueblo. Al ser de ésta singular forma geométrica no sabríamos decir en que parte de la misma se sitúa. Sólo sabemos que está centradita. Cañas de cerveza muy fresca y cremosa dejan nuestra boca como la del niño de un anuncio de chocolate llamado Nestlè. Mientras recogíamos la espuma con la lengua, unas gambas venidas de Huelva (Ayamonte) nos miraban con ojos tiernos. Decidimos probarlas cocidas, y aquí encontramos un detalle muy a tener en cuenta. Las gambas las cuecen y refrescan al momento de pedirlas. Claro, cuando se piden a la plancha no te dan unas gambas hechas con anterioridad, pero a casi nadie se le ocurre trabajar así. Entre gamba y gamba aparece, humeante, un pulpo enorme recién cocido.

- ¡Atízale a la gamba, que nos vamos! ¡Glub,Glub,Glub!

Hay que salir de aquí antes de que salga la sirena que este tipo de locales tienen escondida y nos cante. Teníamos que seguir nuestra búsqueda y no podíamos permitir quedarnos en un limbo marino.

Es un buen sitio para comer o para degustar un buen aperitivo, pero nuestra búsqueda nos reclamaba no perder mucho tiempo.




14:00 Pm. 26ºC. Humedad relativa del aire 66%. Viento Sur-Noroeste.

Sin noticias de Glub.




Pupilas de torreznos, en la Cevecería Roma.


Cervecería Roma

Soplaban vientos del sur y nuestro nombre emprendió viaje...con orgullo y un poco de fe nos dirigimos a la Calle de la Cruz donde está ubicada la cervecería Roma. Un aperitivo bullicioso protagoniza el típico bar. Los paisanos se ponen las botas antes de la comida sabatina. Con el chapuzón andalusí aún en el cuerpo regresamos a la sobriedad castellana en forma de un exquisito torrezno en tres texturas (emulando a nuestros grandes autores) y aliniadas en tres capas : crujiente, untuosa y curada. Crunch, crunch, crunch... y trago. En este caso el trago se queda plano. Se trata de un crianza de la Rioja del 2008, Montecillo, que no tiene recuerdos a crianza aunque tiene un lágrima bonita y uniforme.

Poco a poco íbamos sintiendo la presencia de Glub alrededor y nos encaminamos a seguir su búsqueda en dirección a la Calle de la Huerta. Haciendo esquina con la Travesía de la Cruz, nuestros sensores dibujan en nuestras pupilas un local de nombre parsimonioso.




14:25 Pm. 27ºC. Humedad relativa del aire 66%. Viento Este-Oeste.

Sin noticias de Glub.



Manolo Caracol, en plena faena. Ejemplares de cabrillas, con una salsa precisa.



Los Caracoles

Parece que íbamos encontrando poco a poco el rastro de nuestro querido amigo Glub... y os podemos decir que no eran babas.  En este simpático bar nos recibe un fotogénico y alegre humano que se hace llamar Manolo, que junto a su mujer, Belén, de ánimo idéntico a su marido, conforman un tándem muy especial. El nombre indica su especialidad: los caracoles. Los hacen de múltiples formas, pero hoy sólo han terminado de cocinar los caracoles al ajillo y en salsa de tomate con bacón, jamón y chorizo.

Mientras nos prepara estas dos cazuelas de caracoles nos entretienen con una tacita de cabrillas y su caldito restaurador con aromas de hierbabuena. Juan, compañero de barra, al ver nuestro gusto por ingestas de solera, nos cuenta que cada vez que baja a La Vaguada se trae cinco cabezas de cordero y otras tantas lenguas, puntualizando que por cada cabeza que asa en el horno mete en el mismo dos lenguas. ¡No sabemos lo que hará con ellas! Con las lenguas

Es Belén quien nos cuenta las otras formas que tiene de preparar los caracoles: rellenos, en salsa de sobrasada o a la francesa. Su marido se los trae y ella los guisa, aunque no come ni uno porque no le gustan.

- ¿Venís de parte de Chicote? - Pregunta Belén.

Reímos todos y espeta que "A mis caracoles, Chicote no les mete mano".

También nos ofrecen unas crestas de gallo pero al necesitar un tiempo para limpiarlas y prepararlas nos emplazamos para otro día ya que teníamos que seguir buscando nuestro destino.

A Manolo y Belén su producto les ha usurpado sus apellidos. Son conocidos como Belén y Manolo Caracol. Toda una dedicación al veloz gasterópodo y a regentar una casa de comidas como Dios manda, de antigua usanza y verbo fácil, de aquellos benditos bares alejados del protocolo y el postín. ¡Ahí es nada!




La presencia de nuestro querido amigo se hacía cada vez más fuerte. Lo notábamos en el gracioso movimiento orquestado de nuestros cuerpos. Estábamos cerca.




15:00 Pm. 28ºC. Humedad relativa del aire 67%. Viento racheado del Este.

Siguiendo a Glub.



Ostra francesa, el primer pecado en la Vinacoteca de Conis.




La vinoteca de Conis

Al asomar la nariz en este bar-restaurante nos convencimos de estar terminando probablemente nuestra búsqueda. El recibimiento fue de altura: ostra y cava. Las burbujas, Alsina & Sardá, Brut nature, que te convida a ir despacio cuando lo olfateas. Está elaborado en Plá del Penedes. Tiene perlas gordas y el rosario permanece. Las ostras francesas de Arcachón hacen que el conjunto sea infalible. El potasio de la ostra queda en el paladar y al final aparece la uva.

José Blas, alma de la Vinacoteca de Conis nos plantea un recorrido por el tiempo de los vinos con la posibilidad de completarlo en su menú de cuatro platos. De momento nos hace volar a Nueva Zelanda con el sonido de un corcho separado de su botella. Vineyard, de la bodega Fromm y variedad de uva Pinot Noir. ¡Estupendo! Olores sutiles a madera te hacen pensar en un sabor más recio, más aún cuando es del 2005. Pero el vino te guiña un ojo y juega al escondite; la madera no se nota en la boca y el trago es una caricia. "Es por la uva, que es la que manda en este caso", indica José.



Estábamos en el buen camino, nuestro amigo pasó por aquí sin ninguna duda.

Un salto en el tiempo nos planta en Sudáfrica con un vino Saxenburg del 2004 entre las manos. Variedad Syrah Stellenbosch. Nos viene una 'raspazamorana' al olerlo, recordándonos a los vinos de Toro. Pero en Sudáfrica también saben jugar al escondite. Lo que olemos no parece ser lo que saboreamos ya que el cuerpo del vino de Toro aquí no está presente, pero sí algo sutil en comparación con su olfato. Un poco de queso manchego, de Quintanar de la Orden, es el encargado de ponerle música a los cantos de sirena que, ahora sí, dejábamos que nos enbelesasen. De la quesería El rosillo para más señas. El santo queso está para llorar leche como una Magdalena. Canta a pies que no veas, como mandan los cánones.


Magret de pato y crujiente de puerro.
Conversando con José Blas y entregados a este viaje por el planeta tierra, nos cuenta que La vinoteca de Conis viene dada por una tienda que ellos tienen desde hace 17 años llamada La Riojana. Es la tienda con más referencias de vinos extranjeros que hay en España, trabajando también productos delicatessen. "Somos importadores", comenta Jose. En estas, pasa por delante de nosotros una bandeja con tres bocados de Magret de pato y crujiente de puerro. El dueño de la vinatería nos aclara: "Es lo que hemos preparado para el Concurso de Tapas de Moralzarzal"

Mientras habla nos coge de la mano y nos lleva a la tierra de los Güanches. Un vino tinerfeño  mancha otra copa. El Esquilón de la bodega Suertes del Marqués, variedad Listán Negro (70%)y Tintilla (30%), del Año 2010. Es un vino del conocido valle vitícola de La Orotava, en donde no entró la filoxera como en el resto de las viñas españolas. Este vino se guarda en cubas de hormigón, al igual que el Borgoña.

15:50 Pm. 30ºC. Humedad relativa del aire 60% Garnacha/, 40% Tempranillo. Viento de vaya usted a saber. Vamos que nos dio un aire.

Pisando los talones a Glub.

Nos despedimos de José Blas al ver el reloj y tener la intención de ir a sentarnos a una mesa de El Osado. Esta terraza restaurante está integrada en el mismo Cenador de Salvador y sus precios son más asequibles para algún que otro bolsillo que si te planteas hacer lo mismo en la versión original. Dicho y hecho, nos plantamos en El Osado y a pesar de no llevar nuestras mejores galas queremos pensar que la hora a la que llegamos -16:05 Pm- fue la causa principal por la que nos dijeron que la cocina estaba cerrada.

Intuimos que fue aquí donde perdimos la pista de Glub. Nos debemos una nueva oportunidad para reencontrar el rastro de este huidizo duende y colega gastronómico.
Nuestra 'osadía' se vino de vuelta junto a nosotros a la casa de José Blas para descansar en una de sus mesas y comprobar su menú de cuatro platos y cuatro vinos.
Después conocimos a Fernando García Bilbao, enamorado de los placeres, bloguero y apasionado de los Gin-Tonic's. Mientras nos preparaban la ingesta, él degustaba alguno de los pintxos que se ofertan en esta casa.


Ajo blanco malagueño con compota de uva moscatel.

Nos avisan con premura que la comida está en la mesa y nos sentamos delante de un Ajo blanco malagueño con compota de uva Moscatel increíblemente bueno. Fresco y equilibrado en el ajo y la almendra amarga y dándole cobertura un chorrito de aceite de oliva virgen. La copa de vino fue un Lawson Dry Sauvignon Blanc del 2012 (Nueva Zelanda) afrutado y tropical que le viene que ni al pelo a un malagueño y a un esquimal.




Quitando el Ajo blanco, los vinos siempre estuvieron por encima de las viandas.

Le siguió un Lomito de Lubina en salsa de limón y jengibre con cebolletas asadas muy correcto y en su punto de cocción el pescado. La salsa sencilla pero agradable. La copa esta vez se llamaba Bouchard F. Crocodiles Chardonnay del 2009 (Sudáfrica).


Dados de buey salteados al ajo y perejil.

En pleno auge trajeron unos Dados de Buey salteados al ajo y perejil con la carne sabrosa y en su punto a la que hacían compañía unas Patatas Puente Nuevo. Copa de vino Robatie Reserva 2005 (La Rioja).

Piña caramelizada a la vainilla Bourbon con helado de fruta de la pasión.

Nos acercamos a un postre en forma de Piña caramelizada a la Vainilla Bourbon con helado de Fruta de la Pasión. Aquí el helado estaba muy rico, pero quizá demasiado potente de sabor en la fruta. Pero este matiz se queda lejano cuando pruebas una sencilla y aromática piña y a continuación mojas los labios con el moscatel italiano La Bruciata Moscato D'Asti. Vamos a decir con énfasis: ¡Joooder!

Aún nos vienen al paladar esos sabores suaves y dulces que nos hacen segregar saliva y que lanzan a uno a buscar algo en la nevera para saciar esta ansiedad. Lo que ocurre es que tienes que conformarte con una clarita de cerveza tal casera, que es lo más parecido que encuentras.
Fue una buena clausura de tan estrambótica búsqueda, rematada por la galantería de nuestros anfitriones y de un buen Gin-Tonic.
Nosotros, sólo podemos decir que seguiremos buscando a Glub allá donde nos lleve, pero de momento hemos encontrado un sitio cojonudo donde poder practicar tan hermosa onomatopeya: ¡Glub, Glub!

4 comentarios:

  1. Enhorabuena por el blog. La verdad es que tener sitios tan curiosos tan cerca es un lujo y que nos lo conteis con ese lenguaje desenfadado es más lujo todavía

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  2. ¡Muchas gracias! ¡Qué bien que os guste! Lo hacemos con ulusión y con mucho agrado, para qué nos vamos a engañar.

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  3. Amigos, gracias por la mención. Fabulosa descripción de los hechos y circunstancias, en un sábado que creo que resultó redondo.

    Este blog hay que promocionarlo a tope........¡¡¡muy bueno!!!

    Un abrazo


    FERNANDO (http://vinogastronomiayviajes.blogspot.com)

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    1. Fernando, muchas gracias por prestarnos unos instantes de tu vida. A buen seguro, amigo, nos veremo por el camino.

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